jueves, 22 de noviembre de 2012




    Lloraba un niño...

    En el viejo escalón del parque lloraba un niño,
    y lloraba con pena honda por un cariño.
    Había venido de lejos de tierra extraña,
    Y solo y triste el estaba en tierras de España.

    Porque lloras mi niño le pregunte.
    Y lloro por el mundo y su buen saber.
    Por esas gentes que hablan sin hacer nada,
    por esos que todo ofrecen y tan solo son palabras.

    No llores mi niño lindo con pena le dije yo,
    que en el mundo hay gentes buenas de corazón.
    Deja que sea la vida con su compresión.
    Quien guie tus frágiles pasos por el amor.

    Su cuerpo ya desvalido por la miseria.
    Y sus ojitos pequeños donde la pena impera.
    Sentir quebrarse el mundo ante mis ojos,
    y la impotencia más cruda de esos sonrojos.

    Y pude por instante el imaginarme.
    Que dura seria la vida para esos padres.
    Saber que viven los hijos solos en la calle.
    Y que no tienen un techo en cual cobijarse.

    Y sentir devanar mi vida como una rosa.
    Visualizando ese hijo que imagino en vida gloriosa.
    Y ese dolor tan grande de madre reabrió mi herida.
    Por no saber de ese hijo, que es parte mi vida.

    Y quise borra entonces todo lo ya vivido.
    Y anular esa pena inmensa por lo ocurrido.
    Que fácil es para algunos hablar del mundo.
    Sin haber sentido dolores que son profundos.

    Donde la palabra perdón queda bonita.
    Que me digan como hacer ante la injusticia.
    Cuando de tus propios brazos y te lo quitan,
    y por adiciones ajenas se llevan la segunda vida.

    Ay la palabra justicia que queda escrita,
    que es como la gota del agua que el viento levita.
    La mano del indigente que va pidiendo.
    A ese señor prudente que le responde escribiendo.

    Que no se acallen las letras al mundo grito,
    pero que no sean solo letras, papel escrito.
    Deja un poco de ti por ayudar al mundo ,
    y haz de tus letras, esa mano que ampara al vagabundo.

    Más no me pongas galones que nada quiero,
    tan solo le rezo a mi Dios que esta en los cielos.
    Porque me traiga la calma a mi desespero,
    por mis dos hijo que he perdido y hallar no puedo.

    Francis Falcón

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